miércoles, 30 de diciembre de 2009

VIRGINIA GONZÁLEZ MELGAREJO : El mini salario



El mini salario


VIRGINIA GONZÁLEZ MELGAREJO

En el país se tiene registro de las percepciones salariales desde el año de 1877, en que se pagaban 20 centavos por jornal trabajado. Entre 1891 y 1908 el salario pasó de 29 centavos al día a 31.5 centavos, lo que significó un aumento de 10 por ciento en 10 años. Pero al igual que hoy, el alza al salario quedó corta respecto al aumento en el precio de los alimentos, ya que en el mismo periodo el maíz elevó su precio 96.6 por ciento y el frijol 64 por ciento, de ahí buena parte del descontento social que condujo al levantamiento de 1910.


Las condiciones al concluir 2009 no son muy diferentes a las que se vivían en el país hace 100 años, pues según un estudio del Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM en tan sólo tres años productos como el frijol aumentaron su precios 92.3 por ciento, el arroz 78.3 por ciento, el huevo 114 por ciento y el costo promedio de la canasta básica creció 67.7 por ciento, mientras que el salario mínimo en ese mismo lapso aumentó 12.5 por ciento, lo que significa que hoy las familias pueden comprar 21 por ciento menos productos que hace tres años en que el salario mínimo era de 48.67 pesos y la canasta básica costaba 80.83 pesos; hoy, esa misma canasta cuesta 139 pesos, mientras el salario es de apenas 54.80 pesos al día, mucho menos de la mitad.


Generosamente para “vivir mejor”, la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CNSM) aprobó un aumento de 2.66 pesos al salario mínimo, esto es 4.85 por ciento, aumento que no permite recuperar el poder adquisitivo real del salario, que tan sólo este año disminuyó 8 por ciento. Esta generosa bondad de la CNSM –que aunque usted no lo crea está para proteger la capacidad adquisitiva del salario y facilitar el acceso de los trabajadores a la obtención de satisfactores– se sustentó en que el sacrificio para salir de la crisis deben ser los trabajadores y evitar, así, la afectación de las ganancias del capital.


La CNSM la forman, mire usted, un presidente, cinco directores –un administrativo, otro de unidad, uno técnico y dos más de área– con sus respectivas cinco subdirecciones, además de cinco jefes de departamento. Pero no termina ahí la burocracia que, en buena medida, decide el destino de los trabajadores; no que va, pues la dichosa comisión cuenta también con un coordinador de proyectos, un ejecutivo de proyectos y, no podía faltar, un asesor técnico, hágame usted el favor. A ninguno de ellos, por supuesto, les da vergüenza, después de “sesudos estudios”, determinar el ridículo aumento a los salarios mínimos que para Puebla fue de 2.51 pesos diarios, suficientes para pagar medio pasaje de transporte público o un bolillo “para vivir mejor”, sin duda.


Todos los pronósticos apuntan a señalar que en 2010 seguirá la tendencia inflacionaria de los bienes de consumo de las familias. El comportamiento de esos precios deberá ser controlado por el Banco de México, o sea por el doctor “Catarrito” Carstens, lo cual significa que no habrá control alguno y sí, aparte de las comilonas, muchas declaraciones de que la crisis ya terminó.


A pesar del panorama nada alentador que nos espera, a los mexicanos nos queda el recurso de la información y la organización para lograr la transformación pacífica de este país; que el ánimo, a pesar de todo no decaiga, y que 2010 venga cargado de salud, trabajo y de nuevos combates ciudadanos para cambiar este país, y que lo demás sea lo de menos.


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