jueves, 12 de noviembre de 2009

Jaime Ornelas Delgado : ¿Cuándo decidirán por el bien mayor?


TENDAJÓN MIXTO
Las cosas simples




Jaime Ornelas Delgado


¿Cuándo decidirán por el bien mayor?

Cuando se eligió a quien hoy es el procurador general de Justicia de la Nación, la disculpa de los priistas para votar por él, a pesar de la oposición de muchas ONG, fue la siguiente: “no fue el ahora, sino el menos malo”. Probada la disculpa y decidieron aplicar la receta para justificar por qué el por aprobaron el “paquete económico”. Esta vez, por boca de Francisco Labastida, aquel candidato tan ridículo que hasta fue apaleado por Vicente Fox en los debates y en la elección del año 2000, pues ese Labastida dijo, con irritante cinismo: “tendremos que explicar a los electores con toda claridad que votamos algo que no está bien; aprobamos aumentos al IVA, al ISR y dimos beneficios adicionales a las grandes empresas, pero era el mal menor”.


¿Qué les parece? Los priistas nos van a explicar, eso si “con toda claridad”, que si bien perjudicaron a los más pobres, a los trabajadores y dejaron los beneficios fiscales y los privilegios a las grandes empresas para que sigan sin pagar impuestos, lo hicieron en bien de México, porque eso fue el mal menor; es decir, no procuraron el bien mayor, como era su obligación, sino otra vez se decidieron por lo “menos peor”. En fin, a ver cómo nos explican que no redujeron el ingreso (al subir el ISR 2 por ciento) y nos aumentaron los precios (subieron el IVA en 1 por ciento).



Los funcionarios estatales también se las gastan


Pero si los funcionaros federales declaran barbaridades al por mayor, los funcionarios del gobierno del estado también se las traen en eso de declarar y actuar para perjudicar a los “nadies de siempre”, depreciados por esta sociedad desigual e injusta. Escuchemos esta joya por cortesía del señor José Antonio López Malo, secretario de Desarrollo Económico: “sacrificar salarios a favor de la competitividad no es justificable, pero sí aceptable”. Qué le parece. Pero tiene razón este funcionario local, pues ¿qué otra cosa se pude sacrificar en este modelito sino los salarios? Siempre, claro, en bien de la competitividad, o de la sobrevivencia de las empresas o para salvar a México, o aumentar las ganancias o evitar el estallido social. Todo, todo a costa siempre del salario y la miseria de los trabajadores.



Refundar la República


Al señalar que el modelo económico seguido en México “ya dio lo que podía dar y ya no nos sirve ni para vernos hacia afuera, mucho menos para resolver los problemas que tenemos hacia adentro”, el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro Robles, convocó a todos los sectores de la sociedad a hacer una reforma integral que lleve a la refundación de la República.


En la inauguración del foro sobre un “Pacto Nacional para la Reforma Económica”, el rector propuso construir un modelo nacional “en donde el desarrollo no sólo sea la parte de las finanzas públicas o del capital privado, sino que ponga al mexicano en el centro del interés y combata los males de la pobreza y la desigualdad”. Enfatizó el rector que México no puede seguir siendo un país tan desigual, “en donde la pobreza ancestral se va agudizando cada vez más por una desigualdad mucho más lacerante”.


Reconoció que México requiere y debe aspirar a ser más competitivo; sin embargo, aclaró que esto no implica solamente que el capital crezca y el salario disminuya –¿oyó usted señor López Mayo?– sino tener más educación, mayor apoyo –no sólo en el discurso, sino en los hechos–, “para lo que son las herramientas de esta sociedad del conocimiento”. Ni habar, don José es un rector de lujo.



Se rajó Calderón


Recuerda usted que hace algunos días el señor Calderón había dicho que los empresarios lo presionaban para imponer el IVA a medicinas y alimentos y ellos sólo pagaban el 1.7 por ciento de sus ingresos, que ascendían a 5 billones de pesos al año, pues pronto, unas horas después de éste, que terminó siendo un mero exabrupto, y ya en la sobriedad... del Congreso sobre Comercio Exterior, celebrado en Juriquilla, Querétaro, Calderón matizó sus cuestionamientos a los empresarios al hacer un reconocimiento a “la abrumadora mayoría que cumple con el pago de sus impuestos”. En fin, como decimos por acá, Calderón se rajó y su partido, aliado por supuesto con los priistas, mantuvo el esquema fiscal que permite a las grandes empresas pagar cantidades ínfimas al fisco y dejar la carga principal en los trabajadores que ahora tendrán que pagar 30 por ciento de ISR y 16 por ciento de IVA, mientras los grandes tiburones de la industria y los servidos, bien gracias. Por eso, eufóricos, ante un débil e ilegítimo presidente, dijeron solemnes: “Nos gustó mucho el cambio de tono y contenido del presidente; nos dejó complacidos”, dijeron y se reanudo el romance interrumpido por unas horas.


Aprobada la Ley de Ingreso, o como dijo alguien consumado el atraco fiscal, sigue elaborar el presupuesto de egresos


Las cosas tampoco pintan bien para las prioridades populares y sociales. En efecto, en el proyecto de gasto de Felipe Calderón, la educación recibirá un monto de recursos inferior al que recibió este año. La propuesta gubernamental es reducir en casi 7 por ciento los recursos destinados a este renglón esencial en todo proyecto nacional que haga viable la posibilidad de avanzar para vencer el subdesarrollo y la dependencia. Pero eso, este gobierno o no lo entiende o no lo quiere entender, o entendiéndolo actúa para mantener el subdesarrollo y reforzar la dependencia hacia la economía estadounidense.


Por supuesto, las universidades públicas sufrirán la escasez de recursos y se detendrá el desarrollo de la ciencia y la tecnología. En este caso, al desarrollo de la ciencia y la tecnología, la ley obliga la gobierno federal a destinar el 1 por ciento del PIB, y si en 2009 el presupuesto considera canalizar recursos fiscales que representaban el 0.46 por ciento del PIB, el proyecto de Calderón para el año próximo es disminuirlos al 0.41 por ciento. Urge, en serio, rescatar al país de la incuria de los gobiernos neoliberales.

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